sábado, 20 de marzo de 2010

Contra el cierre de webs

http://www.noalcierredewebs.com.

Os invito a entrar en este link, que lo explicará mejor que yo.

viernes, 22 de mayo de 2009

Porno para mujeres

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

lunes, 27 de abril de 2009

Adiciones

Ramero: clase de halcón, recién salido del nido.
Ramera: puta

Fulano: alusión a alguien cuyo nombre se ignora o no se quiere mencionar
Fulana: puta

Lobo: mamífero canino carnicero
Loba: puta

Guarro: cerdo/ hombre sucio o desaliñado/ hombre grosero, ruín o despreciable
Guarra: puta

Fresco: moderadamente frío
Fresca. puta

Hombre de vida alegre: feliz, dado a los placeres
Mujer de vida "alegre": puta (cabe señalar la contradicción)

Buscón: hombre que se dedica a hurtar o que lleva vida pendenciera
Buscona: puta

Pupilo: alumno, discípulo
Pupila: puta

Pedorro: que echa pedos repetidos
Pedorra: puta

Pendón: insignia militar en forma de bandera para distinguir los regimientos
Pendona: puta

sábado, 18 de abril de 2009

DEMOSTRACIÓN DE QUE LA LENGUA CASTELLANA NO ES MACHISTA EN ABSOLUTO




ZORRO: Espadachín justiciero
ZORRA: Puta
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PERRO: El mejor amigo del hombre
PERRA: Puta
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AVENTURERO: Osado, valiente, arriesgado, hombre de mundo
AVENTURERA: Puta
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AMBICIOSO: Visionario, enérgico, con metas
AMBICIOSA: Puta
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CUALQUIER: Cosa o persona indeterminada
CUALQUIERA: Puta
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HOMBREZUELO: Hombrecillo, varón mínimo o pequeñito
MUJERZUELA: Puta
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HOMBRE PUBLICO: Personaje prominente
MUJER PUBLICA: Puta
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GOLFO: Masa de agua marina, parcialmente rodeada de tierra
GOLFA: Puta
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LOBO: Mamífero predador rapaz y feroz. Hombre experimentado y agresivo.
LOBA: Puta
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LIGERO: Hombre débil y/o sencillo.
LIGERA: Puta
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ADULTERO: Infiel
ADULTERA: Puta
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PUTIN: Jefe de Estado ruso
PUTINA: Putilla
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Y para terminar de manera definitiva:

HOMBRE QUE VENDE SUS SERVICIOS: Consultor
MUJER QUE VENDE SUS SERVICIOS: Puta


Es un correo encadenado que me ha llegado, y la verdad es que es buenísimo :D!!

Un saludo.

Ali.

lunes, 6 de abril de 2009

La tes-tont-erona ofendida

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Bueno, quizás el título suene feminista radical, o algo así (de hecho, he cambiado "testosterona" por "testonterona", idea que me dio mi padre, quien se ofendió con el anterior título por generalizar la testosterona como algo malo por naturaleza). No es esa mi intención en absoluto (véase final de post). Me gustaría, ya que regreso después de tanto tiempo, relatar una anécdota que nos ocurrió a mí y a unas amigas hace algunos días, de viaje en Londres.

Estábamos sentadas, dentro del hostal por el calorcito, en unas escaleras. Hablábamos tranquilamente sobre el día que habíamos pasado y los planes para el siguiente... entonces llegó un chico.

Era alto, moreno, bastante bien parecido... pero lo perdió todo al segundo y tres milésimas de entrar en nuestra vista. Pasó por delante de nosotras, y una vez nos vio bastaron ese segundo y tres milésimas para que su semblante y actitud corporal cambiasen por completo. Comenzó apagando su cigarro, trabajosamente por cierto, contra la pared, dejando en ella una serie de líneas de ceniza, y luego lo tiró al suelo: sus primeras marcas del macho.


Tras esto, arrojó su cazadora a nuestro lado en las escaleras y se sentó, totalmente convencido de que lo estábamos deseando, al lado de nosotras: concretamente al lado de una de mis amigas a la que llamaremos CB. Comenzó preguntando lo típico: "Espagnola?", y le seguimos la conversación al principio, pareciéndonos que entraba dentro de la normalidad. Después de cruzar unas pocas palabras en que empezaba a delatar su naturaleza, llegó un amigo suyo, el cual le proporcionó una cerveza de las que precisan de un abridor (o del mobiliario urbano) para ser abiertas. El macho (llamémosle así al primer italiano: seguro que le gustará), viendo que no tenía el famoso abridor, decidió tratar de abrir la cerveza golpeándola, aproximadamente diez veces sin éxito, contra la pared (la misma de las líneas de ceniza). Obviamente, ésta quedó llena de rallazos, que constituyeron la segunda marca del macho. Mientras hacía todo esto, como buen italiano del sur, halagaba a mi amiga CB con abundantes y pegajosos piropos en espagnoliano.

Viendo que no podía abrir la cerveza, pidió un mechero. Intrigada preguntándome de qué escabrosa manera lo utilizaría, se lo proporcioné. El macho hizo un ágil y rápido movimiento con el culo del mechero mediante el cual abrió la botella sin ningún problema. Estoy segura de que durante la primera milésima de segundo después de hacer eso y que le saliese tan bien se sintió orgulloso de sí mismo y la moral le subió bastante, exactamente igual que la espuma de la cerveza que empezó a salir a borbotones inmediatamente después de ese segundo: había estado batiéndola un buen rato mientras rallaba la pared tratando de abrirla. No era de extrañar. De este modo, dejó la tercera marca del macho en el suelo, en forma de un gran charco de cerveza.

La quinta marca vino dada porque tiró el tapón sin ningún escrúpulo, con bastante fuerza además (¿por qué?), en una esquina.


Así es como el macho, en cinco minutos, dejó sus cinco marcas sobre el territorio para atraer a la hembra.

Pero aquí no acaba la historia. Su amigo el italiano hablaba conmigo y con la otra amiga (OBL) en términos totalmente normales: vamos, que no te daban ganas de darle una torta, pero el macho acariciaba las manos de CB, su cintura, su cara, intentaba besarla, etc. Todo esto habiéndola conocido cinco minutos atrás y mientras ella, por supuesto, no daba ninguna muestra de tener ganas de recibir caricias de este tipo... yo, viendo esto, y viendo cómo ella no hacía lo suficiente por sacárselo de encima, ardiendo de rabia y con el corazón acelerado, les dije a mis amigas "Bueno, teníamos que subir ya, ¿no?" (mentira podrida), las miré con cara de circunstancias, ellas entendieron y nos despedimos de los tíos. Bueno, en realidad solamente del amigo del macho, puesto que él había cogido bruscamente su cazadora y se había ido enfadado y ofendido al ver su orgullo dañado. Por cierto, al levantarse se resbaló como un pato con el charco de su marca, en la que apoyó torpemente la mano, y casi se cae, mientras nos enseñaba su preciosa hucha italiana del sur.

Parece ser que como CB no le correspondía, y supongo que mis miradas encendidas contribuirían, optó por la furia y la conciencia de agravio, y se fue muy ofendido sin despedirse de su amada de los últimos minutos, ni de OBL, ni de mí.


Nosotras, en vez de subir a la habitación, obviamente nos fuimos a otro sitio del hostal, bastante escondido, a compartir lo asquerosa que nos había parecido la escena. Yo estaba nerviosísima, tenía el corazón muy acelerado, porque había estado en tensión todo ese tiempo, y sin dar crédito. Pues ahí estábamos, hablando en la esquinita escondida del hostal, cuando contra todo pronóstico el macho pasa por delante de nosotras... en ese lugar recóndito donde se suponía que nadie pasaba. El macho ni nos miró, por supuesto: aún se acordaba de nuestro gran insulto. Como catorceañeras, ahogando nuestras risas nerviosas, corrimos (de verdad) a escondernos en otro lugar seguro. Cuál fue nuestra sorpresa cuando a los dos minutos vuelve a pasar el macho... hacia la cocina, a las dos de la mañana.

En fin, de entonces en adelante cada vez que escuchábamos voces por el hotel nos escondíamos como podíamos, porque no era agradable para nosotras la presencia del macho dominante.

Finalmente decidimos ir a la sala principal a sentarnos tranquilamente. Muy cerca de nosotras, en el mismo sofá, había una chica bastante guapa. A los tres minutos volvió a aparecer el macho (quizás nos olía) y se sentó a nuestro lado. Ante nuestra sorpresa, nos dijo "espagnolas?". Esta vez empezamos a reírnos entre nosotras y a dejarle más que claro que no era bienvenido, con lo que se puso serio, se volvió hacia la otra chica, y le dijo... a que no adivináis qué...

"¿Espagnola?". La chica nos miraba, se reía y las pocas veces que le respondía era mordazmente y sin mirarlo siquiera, con lo que tras cinco minutos de intento el macho se levantó sin decir ni "ciao" y se puso a jugar al billar con sus compatriotas a tres metros de nosotras. Sinceramente, nunca había oído a un grupo de hombres gritar tanto, y eso que vivo en España. En fin, no sé si era sólo por ser italianos, o más bien por dejar claro que seguían allí, pero no dejaban de reír altísimo e insultarse atronadoramente unos a otros con un exquisito acento napolitano.

Hay que decir que gracias a esto, cuando el macho se levantó, tuvimos la ocasión de conocer a la chica, que era brasileña y estaba haciendo un interesante viaje por Europa ella sola, además de ser guapísima. Eso sí, nuestra conversación con ella se vio levemente interferida por las altisonantes voces masculinas, tan joviales como agresivas.

Pero la historia aún no ha terminado. Más o menos una hora más tarde, cuando decidimos acostarnos, subí hacia mi habitación (no pocas escaleras) para descubrir que mi tarjeta no funcionaba. Tuve que bajar de nuevo a la recepción del hostal para que me la activaran, y mientras estaba en la barra avisando al recepcionista, ¿quién vuelve a aparecer? El macho, por supuesto. Su fragancia alcohólica invadía todo el recinto, y su presencia omnipotente también. Apoyó sus viriles codos en la barra, me escrutó fijamente con una mirada que debía considerar penetrante y provocativa, y me dijo: "espagnola?". Sin poder aguantar más, cogí rápidamente la tarjeta activada sin responderle y corrí hacia la puerta, donde otras dos chicas se quejaban de que las estaba molestando, para volver a subir las numerosas escaleras y entrar por fin en mi habitación, que esa noche compartía con nueve personas desconocidas. Seis de ellas trataban de dormir, mientras que dos de ellos hablaban en voz alta y con la luz encendida (insólito, ¿verdad? Respeto ante todo.) y el último roncaba como un jabalí. Esa noche me acosté sobre mi sudadera doblada porque en recepción no me habían podido proporcionar almohada, y traté de imaginar que estaba en mi casa con la cabeza vuelta hacia la pared y los ojos como platos, pero eso es otra historia, y no viene al caso del blog.

Simplemente quisiera subrayar la actitud del macho.

Me pregunto por qué vendrá incentivada este tipo de actitudes en algunos hombres, y la respuesta no puede dejar de ser: porque a veces funciona. Quiero decir, si no "funcionase" , obviamente no habrían aprendido sus cerebros a emplearla: tampoco creo que sean tan tontos.

Con "funcionar" me refiero a que las chicas, italianas o de donde sean, se dejen seducir por esta imponente actitud, carente por completo de humildad o respeto hacia la persona con que se está tratando. Se supone que para mantener una conversación hace falta empatía o receptividad con tu interlocutor, y me parece evidente que si una chica no da muestras de querer estar hablando contigo, lo mínimo (no sólo por respeto a ella sino también por orgullo propio) es dejarla en paz e ir a otra cosa. Lo más triste de todo es que el cerebro borracho y sincero de este macho solamente funcionaba de forma automática siempre del mismo modo: veo chica-me dirijo a ella preguntándole si es española-intento sobarla lo más posible-haré con ella lo que me deje. Veo otra chica- mismo proceso, y así sucesivamente. ¿Somos realmente personas para hombres como este?


En fin, creo que sobran las explicaciones, y es que esto me lleva una vez más, como lo del maltrato, a pensar que las mujeres somos igual de culpables que ellos, por pasivas o por permisivas, y esto es algo tan triste como cierto.

Un saludo.


Alicia.

lunes, 2 de febrero de 2009

La mujer en el siglo XVII



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Ahora, algún tiempo más tarde con respecto a aquella entrada que hablaba de la mujer en el siglo XVI, me refiero en esta otra a la del siglo XVII.

Estoy leyendo y estudiando las Novelas Ejemplares de Cervantes, y en todas ellas aparecen mujeres y en todas ellas las mujeres constituyen prototipos fijados, al igual que el resto de personajes masculinos. De hecho, el trabajo que voy a hacer al respecto trata exactamente del papel femenino en estas composiciones.

Como decía, siempre, en todas o casi todas las novelas, aparece una joven y bella dama, que además de que "sus ojos son como dos soles, la blancura de sus manos se confunde con la de la seda de sus ricas vestiduras, sus cabellos son dorados como el sol y Vuesa Merced ha de saber estas y otras razones que bla bla bla", es decir, aparte de bellísimas a lo "Siglo de Oro", son también (siempre) buenas y virtuosas. Y esta bondad y virtud vienen dadas únicamente por su "discreción" y "honestidad" (¿cuántas veces habré leído esas palabras en estos días?), es decir, por su discreción en el aspecto de bajar la mirada, cubrir su rostro, hablar en voz baja y humildemente, etc.: y por su honestidad en el sentido de mantenerse purísima y castísima, a pesar de todos los hombres que la desean y que en muchas ocasiones tratarán de convencerla o incluso forzarla. De este modo, si "cae" es culpa suya, y si la violan quien sale deshonrada es ella, por supuesto: ¡el tío no ha hecho nada malo! ¡Travesuras de jóvenes!

De hecho, en algunos casos la chica en cuestión permanece encerrada en su casa por algún motivo (por ejemplo, el hecho de haber sido deshonrada y no querer que nadie lo sepa), y este encerramiento hace que, al no mostrarse con frecuencia, los deseos de los hombres de verla (y etcétera) aumenten.

Una cosa que me llamó mucho la atención, aunque de hecho es normal teniendo en cuenta la moral de la época, es la siguiente. En muchas de las novelas una chica es "deshonrada" y el argumento se centra en recuperar su honra. El caso es que, a veces, la chica la caído en la tentación porque un hombre le prometió casarse con ella y por eso decidió entregarse, y claro, luego el hombre se va por piernas y la deja "sin honra y sin marido". Pero otras veces, como en La española inglesa, que leí hoy, la chica perdió la honra al ser violada, y no por consentimiento propio más o menos consciente. Pues bien, la primera vez que leí uno de estos casos, la mujer, muy solícita, se había vestido de hombre y partido a hurtadillas de su casa a buscar al maromo que la deshonró: y yo pensaba "ahora se va a vengar de él, a ver cómo le canta las cuarenta, a ver... a lo mejor le saca la espada y todo... este Cervi se pone interesante..." pero héte aquí mi sorpresa cuando la dama llega a encontrar al marido, y en vez de darle su merecido le pide de rodillas que se case con ella... y llora lágrimas de felicidad cuando él consiente... y esto no sólo cuando ella accedió a echar el famoso y deshonroso polvo, sino también cuando fue violada, como en la novela que leí hoy...

No sé, a lo mejor a alguna gente le parece raro que me extrañe esto, y desde luego obviamente no puedo aplicar la perspectiva de hoy en día a una obra literaria: simplemente me imagino lo jodido que era ser mujer por entonces, y lo veo ahora muy de cerca a través de este escritor. Si te violaban, callabas para que el pueblo no se burlase de ti; si te quedabas embarazada porque te habían violado, a esconder el hijo por el mismo motivo y a vivir soltera y repudiada toda tu vida; si te apetecía echar un polvo podías olvidarte de vivir feliz por los días de los días... y bueno, un largo etcétera que no es necesario escribir...

Claro está, que tal y como eran educadas era bastante raro que a una le apeteciese echar un polvo así porque sí, y además seguro que les gustaba mantener el comportamiento que se esperaba de ellas (al igual que ocurre ahora) para ganarse las alabanzas y la admiración.

De todas formas, lo que está claro es que de siglo XVI al siglo XVII, y de ahí al XVIII, las cosas no cambiaron mucho, debido, como sabemos, a la moral religiosa imperante.


Mulier Nobilis Hispanica

domingo, 25 de enero de 2009

Mujer moderna



Por esto, una vez conseguido el formar parte del mundo laboral, hemos de luchar ahora por que los varones formen parte del ámbito doméstico. El trabajo en ambas "zonas" no debe estar distribuido según el género, sino de una forma justa entre personas.
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Creo que en la sociedad actual, muchos chicos han sido educados por sus madres de modo que, como mucho, lo que hacen en casa es poner la mesa y quizás recogerla: puede que incluso hacer su cama... pero no es lo normal que se pongan a hacer la comida, por ejemplo, a fregar la loza, planchar o tender la ropa o pasar un paño por la cocina... Me estoy refiriendo a que muchas madres, debido a la educación que recibieron, consideran que el varón no debe desempeñar una (gran) labor en la casa. Por esto hoy en día, y en España, claro, todavía se están criando hombres machistas a este respecto, a los que quiero pensar que sus futuras novias y esposas, no sin gran esfuerzo y estrés al respecto, pondrán las pilas en su momento.

De todas formas hay ahora un problema social creado por el reciente acceso a la mujer en el mundo laboral, y es el cuidado de los niños. A mi parecer, la medida más justa es dar un tiempo de baja laboral por lactancia a la mujer primero, y posteriormente un tiempo exactamente igual al padre de la criatura para que se dedique a cuidarla también. Pero este tiempo, en total, abarcará como mucho dos años, y un bebé de dos años todavía es muy, muy dependiente de sus padres... por tanto se contratan canguros, se llevan a guarderías desde una edad temprana, más adelante el niño se pasa horas solo en casa o criándose en casa de los abuelos, no siendo controlado con respecto a su comportamiento, a su seguimiento académico, o a lo que ve en televisión, por ejemplo... Vamos, que el núcleo familiar, por así decirlo, no es tan robusto como lo era cuando la mujer se pasaba todo el día en casa. A este problema no sé qué solución me parece la más justa, porque es la independencia femenina contra la perfecta crianza infantil. En todo caso, la situación está siendo sostenible y no creo que el fracaso escolar derive de este tipo de cosas, como señalan algunas personas. Sobre el sistema educativo quizás hable otro día, pero creo que antes de reformar el sistema universitario de forma tan radical como acaban de hacer, habría que plantearse cambios importantes en la educación primaria y, muy especialmente, secundaria.
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En todo caso creo que en este tipo de cosas nuestra sociedad sólo está yendo hacia adelante: el gran problema de género contra el que lucho (en este país, claro está) es el machismo con respecto al sexo, del que ya hablé en numerosas ocasiones: la mujer como objeto y todo eso que parece aún tan normal y está tan aceptado. Pero esto es en nuestro país, donde tenemos suerte... En otros, sobre todo fuera de Europa, hay tanto más por hacer... pero qué voy a decir que no sepáis. El otro día, me dijeron "Tu blog está muy bien, pero seguro que ya te lo dice mucha gente", pensé, y respondí "En realidad no demasiada", y la persona me dijo "Bueno, seguro que al menos, entre gente de nuestra edad, no tienes detractores". Pensé otra vez, y dije "Sí, en realidad sí." Y no sé si considerar detractores a gente a la que más bien le parece gracioso, digno de burla, que me ocupe en estos temas. En realidad, a mí me gustaría preguntar a qué temas se dedica esa gente.

Sin más, me despido.
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Un saludo :)